Para la mayoría de los productores de café, su cosecha es el ingreso más
importante para el mantenimiento de su familia.
Por ejemplo, una pequeña cooperativa de productores de café de la región del
Pacífico tiene 443 socios.
Sólo 322 entregaron café para su beneficio en la
última cosecha (99-2000), de ellos, 180 entregaron menos de 25 fanegas cada
uno, con un promedio de nueve fanegas y media por productor. Otros 80 socios
entregaron entre 25 y 50 fanegas, con un promedio de casi 34 por cada uno.
La liquidación de la cosecha anterior (99-2000) fue de ¢20,900 por fanega. Esto
significa que los primeros 180 agricultores recibieron un promedio de ¢198,500
anuales, o sea ¢16,546 mensuales.
Dado que éstos son ingresos brutos, hay que rebajar las compras para el
mantenimiento del cafetal, el pago de intereses por crédito y otros gastos.
Si fuese el caso de que el café es la entrada más importante, estos ingresos no
cubren el costo de la comida de la familia, mucho menos vestido, electricidad,
pasajes y escuela para los hijos.
Con base en la encuesta de hogares en la zona rural, cada persona necesita
¢17,730 por mes para comida. Una familia de cuatro miembros requiere de
¢70,920 por mes para llenar las necesidades de alimentación descritas en la
canasta básica alimenticia.
Vale la pena señalar que, la canasta básica, solo llena un 80% de las
necesidades reales alimenticias de una familia campesina.
Con esto no insinuamos que mejor se dedique a otra cosa, pues irse de peón
tampoco da suficiente.
Un trabajador agrícola recibió el año pasado ¢57,460
mensuales, esa cantidad tampoco le alcanza para alimentar su familia y tiene
pocas posibilidades de progreso.
Entonces pensemos: La finca debe producir 50 fanegas de café como mínimo,
por familia y de allí para arriba, para lograr ingresos aceptables que llenen las
necesidades familiares.
Esto significa mantener sembradas y en producción dos hectáreas de café por
familia, y producir unas 25 fanegas por hectárea, por lo menos.
No digamos que esto es fácil pero se puede lograr sin necesidad de
endeudarnos tanto, gastando mucho en agroquímicos, porque son caros y no
alcanza para vivir dignamente.
Esperamos que este manual le sea de utilidad para mejorar la producción, sin
renegar de la tecnología moderna, porque negarla es renunciar a vivir mejor.