Compostar es someter la materia orgánica (ramas,
hojas, restos de comida...) a un proceso de
transformación para obtener compost. El compost
es el resultado de la descomposición natural de
la materia orgánica realizada por microorganismos
(bacterias, hongos...) y por pequeños organismos
(como lombrices y escarabajos).
La transformación de materia orgánica a compost se
puede llevar a cabo mediante un compostador, sin
ningún tipo de mecanismo, motor, ni gasto de
mantenimiento.
La basura diaria que se genera contiene un 33% de
materia orgánica que puede ser reciclada y devuelta
a la tierra en forma de compost para plantas y cultivos,
contribuyendo a la reducción de los desechos que se
llevan a los vertederos o plantas de valorización.
El compostaje reduce el volumen de la materia orgánica
en un 80%, es decir, por cada 100 kg de materia
orgánica introducida en el compostador, se obtienen
entre 20-25 kg de composT
EL CICLO DE VIDA DE LOS RESTOS ORGANICOS
La naturaleza organiza su propio ciclo de vida.
Por ejemplo, cuando en el bosque, en otoño, las hojas
de los árboles caen al suelo, junto con trozos de
ramas, excrementos de animales o hierbas, pasan a
una fase de descomposición en la cual intervienen
muchos elementos como son, el frío, el calor, el agua,
el sol, las especies vivas...
Dicha materia que queda
sobre el suelo, es transformada en humus, dando
lugar a una tierra de color oscuro con un característico
olor a tierra de bosque.
El humus contribuye a la continuidad del ciclo de
vida de las especies vegetales que, a su vez,
alimentarán a las especies animales.
Los desperdicios orgánicos no se tienen que
considerar como un residuo inútil, sino como un
recurso muy valioso que transformado en compost,
contribuye a la continuidad del ciclo de la materia.
El compost tiene además, un valor añadido frente a
los fertilizantes, y es que si bien ambos aportan los
nutrientes necesarios a la tierra, sólo el compost
mejora la estructura de la misma
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