Uno de los principios básicos de la agricultura orgánica
es ser un sistema orientado a fomentar y mejorar la
salud del agro-ecosistema, la biodiversidad y los ciclos
biológicos del suelo.
Para esto, se hace necesario
implementar actividades que nos conduzcan a estos
fines, que conllevan la restitución de elementos
minerales y vivos (microorganismos, bacterias benéficas
y hongos) y mantener la vitalidad del suelo donde se
desarrollan las plantas.
Hasta el presente, se tienen estudiados 16 elementos
esenciales para el desarrollo de las plantas.
De estos, los
más importantes para el cacao son: nitrógeno, fósforo,
potasio, magnesio, manganeso, boro y zinc.
En casos de
deficiencias, las plantas presentan características de
sintomatología de amarillamiento, defoliación,
estancamiento en el crecimiento y baja producción,
además de vulnerabilidad al ataque de plagas y
enfermedades debido al desequilibrio nutricional de las
plantas.
De allí que, el manejo orgánico del suelo y un
conjunto de prácticas que propicien condiciones para un
desarrollo sano, son el mejor control para los problemas
de plagas y enfermedades.
La diferencia que existe entre los fertilizantes
químicos-sintéticos y los abonos orgánicos es que los
primeros son áltamente solubles y son aprovechados por
las plantas en menor tiempo, pero generan un
desequilibrio del suelo (acidificación, destrucción del
sustrato, etc.); mientras que los orgánicos actúan de
forma indirecta y lenta.
Pero con la ventaja que mejoran
la textura y estructura del suelo y se incrementa su
capacidad de retención de nutrientes, liberándolos
progresivamente en la medida que la planta los
demande.
Este manual aborda los principales y más recomendados
abonos o enmiendas orgánicas que ayudan a reactivar
al suelo
fuente: http://www.innovacion.gob.sv