En la vida de las plantas el follaje y las raíces revisten singular importancia: las hojas
cumplen dos funciones primordiales como son la alimentación y la respiración y las
raíces son las encargadas de sostenerlas y de absorber del suelo nutrimentos y agua.
En las hojas de las plantas verdes se produce un conjunto de reacciones conocidas
como fotosíntesis, que son procesos metabólicos mediante los cuales las plantas
sintetizan diversos tipos de materia orgánica a partir de sustancias inorgánicas y de
energía tomada de la luz solar, produciéndose la liberación de oxígeno atmosférico
(O2) y la fijación de dióxido de carbono (CO2) con su posterior reducción y transformación
en principios inmediatos, sobre todo azúcares.
Se conoce, por fisiología, que el 92% de una buena cosecha depende de la actividad
fotosintética de una planta y el porcentaje restante de los nutrimentos que esta
logre extraer del suelo.
Por los antecedentes referidos, mantener sano el follaje de los cultivos así como
su sistema de raíces constituye una condición para la obtención de buenas cosechas,
sean estas de frutos, hojas, flores, tallos, fibras, raíces o tubérculos.
En este contexto muchos insectos, ácaros, nematodos, moluscos y patógenos
(hongos, bacterias y virus) son los principales enemigos de los cultivos, por lo que es
necesario manejar y/o controlar sus poblaciones para que no se conviertan en plagas
que causen daños a las plantas, a los productos y a la economía del productor.
En la producción de los cultivos se ha determinado que el ataque de insectos, ácaros,
nematodos y moluscos plaga puede ocasionar pérdidas de entre el 10 y el 50%,
los problemas patológicos causados por hongos y bacterias entre el 10 y el 15%, los
virus entre el 10 y el 40% y por causa de las malezas se reportan pérdidas de entre el 5
y el 10%, totalizándose por las causas mencionadas mermas que oscilan en promedio
entre el 27 y el 30%.
Con el propósito de controlar las plagas que atacan los cultivos en el campo y en
los centros donde se acopian los productos agropecuarios, se han venido realizando
aplicaciones a base de agroquímicos, muchos de los cuales son extremadamente da-
ñinos y además de contaminar el ambiente y los productos agrícolas eliminan también
los insectos benéficos y desactivan la biología del suelo, convirtiéndose en un
serio peligro para la salud humana.
Ante esta situación se han desarrollado alternativas no químicas para evitar que
las plagas provoquen daños a la producción agropecuaria. Estas tecnologías se sustentan
en los principios del Manejo Agroecológico de Plagas (MAP) que recoge saberes
ancestrales y avances tecnológicos de la ciencia moderna. Se basa fundamentalmente en métodos naturales que no buscan eliminar todos los insectos, ácaros, nematodos,
gasterópodos y microorganismos patógenos ya que esto descompensaría el equilibrio
natural de los agroecosistemas, pues no todos los seres vivos anteriormente señalados
son enemigos de los cultivos: algunos insectos son en efecto polinizadores, otros ayudan
a descomponer la materia orgánica y otros se alimentan de los insectos dañinos.
La mayor parte de la microbiología del suelo es también benéfica por lo que a veces
se pueden erradicar problemas sin tener que hacer mayores intervenciones.
El Manejo Agroecológico de Plagas como estrategia propone la conservación del
principio de la biodiversidad y el mantenimiento de la fertilidad del suelo a través de
la implementación de agroecosistemas altamente diversificados donde se incluyan
plantas compañeras y/o repelentes, muchas de ellas con principios alelopáticos, cultivos
asociados, planes de rotación de cultivos, así como el uso de insectos benéficos
(predadores y parasitoides), nematodos, agentes microbiológicos entomopatógenos
y antagónicos (hongos, virus, bacterias), biocontroladores (insecticidas y fungicidas)
de origen botánico y animal.
Permite también la utilización de algunos elementos
minerales puros como azufre, cobre, cal y oligoelementos. Todo esto con el fin de
contribuir a conservar el equilibrio de los agroecosistemas, manteniendo la actividad
biológica del suelo, fortaleciendo los tejidos de las plantas para que soporten los
ataques de las plagas, regulando además sus poblaciones para que se mantengan en
niveles que no hagan daño a los cultivos.
Por las razones expuestas y para garantizar los intereses tanto de los consumidores
locales como de los mercados internacionales el Gobierno nacional, a través del
Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (MAGAP), se ha propuesto
desarrollar tecnologías orientadas a propiciar una producción agropecuaria
de base agroecológica que permita obtener productos de alta calidad sin contaminar
el ambiente ni atentar contra la salud de los productores y consumidores, por lo que
pone a consideración de los técnicos del sector agropecuario y de los agricultores del
país el presente manual para el Manejo Agroecológico de Plagas.
Fuente: http://balcon.magap.gob.ec/mag01/magapaldia/libro/Manejo%20agroecolo%CC%81gico%20de%20plagas%20MSV.pdf